jueves, 28 de julio de 2011

LAS CRISIS ECONOMICAS DEL CAPITALISMO

Los fenómenos teóricos, que diseñaron el llamado nuevo sistema económico mundial que lleva el nombre de neoliberalismo, no han podido resolver las crisis económicas que lleva dentro el sistema capitalista norteamericano, pues desde que nació en 1779, y comenzó a crecer y a desarrollarse, ha estado en crisis casi permanente afectando con ello la economía de otros países.

Para llegar a donde está actualmente, convertido en el imperio mas grande y poderoso del planeta, la nación norteamericana ha utilizado variados métodos de maldad y traición en contra de los países amigos y adversarios, declarándolo antojadizamente, enemigos peligrosos, terroristas o narcotraficantes, considerándose así, con el derecho de apropiarse de vida y hacienda de los pueblos avasallados por dicho imperio, que apoyándose en sofismas como el del nuevo liberalismo, llevará mas temprano que tarde, al derrumbe total del sistema político, económico y social existente, establecido en Norteamérica y en los países que están bajo la orbita del imperio norteamericano.
El neoliberalismo es una corriente política surgida en Estados Unidos de Norteamérica, en los años 1930/40, para enfrentar el liberalismo tradicional con el propósito de solucionar una situación de depresión que se había presentado en la economía capitalista mundial; esto sucedió durante la presidencia de Franklyn Delano Roosevelt, quien acogió las medidas sugeridas por el economista John Meynard Keynes-, las que contribuyeron a paliar momentáneamente la crisis, y al terminar la segunda guerra mundial, los Estados Unidos experimentaron una situación de prosperidad económica, pero de repente, esa bonanza se deshizo en la década de los setenta y volvieron los males, como el estancamiento, la inflación, el desempleo, déficit presupuestario, déficit en la balanza comercial y de pagos, trayendo descomposición en la sociedad norteamericana.

La mayoría de las poblaciones del mundo capitalista son inocentes (por no decirlo de otra manera), indiferentes a los problemas económicos; somos tan inocentes y tan consecuentes, que gustosamente, pagamos las crisis de los países capitalistas.

Naturalmente, los pueblos en sí  no son culpables, pues los múltiples problemas que les crean las crisis del capitalismo, los mantienen ocupados en sus problemas cotidianos.

La crisis que crea el sistema capitalista cree resolverla con métodos salomónicos, sin embargo, las vive generando una y otra vez; y como hemos dicho, desde que nació el sistema, especialmente el norteamericano que se ha convertido en el eje central del capitalismo mundial, y se ha sostenido tapando crisis con otra crisis, con lo sustraído a otros países, y así seguirá hasta que llegue el final.

En el artículo anterior dijimos que desde que nació el sistema capitalista en especial el norteamericano, este se ha sostenido creando y tapando crisis con más crisis y con lo que ha sustraído a la mala a otros países.  Decimos esto sobre la base de que esta determinado por las leyes naturales, que todo lo que hay en este mundo tiene su tiempo para nacer, crecer, dar su fruto y morir, y el capitalismo no está exento de estas leyes.

Esto no quiere decir que este sistema vaya a desaparecer así  por así, para que esto suceda la historia del  planeta tiene que producir acontecimientos que si se encauzan bien, sea menos traumática la transición del capitalismo al socialismo; aunque está demás decir que desde hace mucho tiempo las sociedades están girando hacia grados inevitables, con países que enfrentan decididamente el sistema capitalista imperial, encabezado por los norteamericanos.

En cuanto a la crisis económica actual del sistema esta no puede compararse con las anteriores que ha engendrado el imperio norteamericano. Los defensores del sistema quieren hacernos creer que esta crisis que padece el mundo es parecida a la de los años treinta del siglo pasado; olvidan que en esa tercera década del siglo XX los países del tercer mundo contaban, en su mayoría, con poca población, y esta andaba con ropas remendadas, pantalones cortos, muchos carecían de camisas, no conocían los zapatos. No se conocía la producción industrializada generalizada, en fin, no eran pueblos consumistas, no conocían los vicios del capitalismo salvaje, que lleva a los pueblos a la corrupción.
La importación de bienes era escasa, debido a que el conuquismo era el medio de subsistencia primario. La explotación de los yacimientos minerales estaba en poder de compañías extranjeras, especialmente norteamericanas y europeas.  Estas economías ejercieron el trueque bien entrado el siglo XX; con este obtenían ropa, machetes, azadas, instrumentos musicales y licores. Por esto que decimos, esta crisis no puede compararse con ninguna anterior, ni siquiera con la de la llamada década perdida de los 80s.

Al sistema capitalista estilo norteamericano no le caben más cirugías, desde que nació el 4 de julio de 1776 lo han intervenido los mejores médicos cirujanos de la tierra. Ha logrado superar algunas de sus enfermedades más crónicas, pero así mismo le surgen como por arte de magia otras más desastrosas que infectan las demás sociedades del planeta. El sistema capitalista norteamericano le sucede eso, pues desde que comenzó a desarrollarse como nación  capitalista primaria, usó el engaño y la fuerza para expandirse hasta convertirse en el imperio hegemónico mundial. Olvidan que al ser el eje del capitalismo, debería satisfacer todas las necesidades que ofrece el sistema a los pueblos sometidos por él.


Hoy esos pueblos del tercer mundo, saqueados por el imperio hegemónico se revelan casi al unísono en contra de este, porque han adquirido cierta conciencia y saben quién es el responsable de sus pobrezas y padecimientos sociales. Saben que esta crisis del capitalismo puede ser una especie de SIDA, que mata paulatinamente a ese monstruo, y sienten que deben estar preparados por si este arremete contra los países más débiles.
De 1930 a 2011 hay 81 años. Tengan por seguro que todo esto se corregirá con la desaparición del estatus y la instauración del verdadero socialismo.

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