Los costos de producción del iPhone, y los salarios de aquellos que los manufacturan, contrastan con las ganancias que obtiene Apple y, en particular, con lo que la marca gasta en mercadotecnia y diseño.
Recientemente el equipo del programa “Nightline“, de la cadena estadounidense ABC, pudo echar un vistazo tras bambalinas de las fábricas donde se producen los iPhones en China. Durante el recorrido se pudieron observar algunos de los procesos de manufactura de este codiciado gadget y el blogger, analista de tecnología y ex gerente del Área de Desarrollo de Negocios de Nokia, Horace Dediu, aprovechó esta información visual para obtener algunas conclusiones, entre ellas, el costo estimado de producción del más cool de los teléfonos móviles.
Entre las conclusiones a las que llegó Dediu encontramos que, en promedio, cada dispositivo se tarda alrededor de 24 horas en producirse —esto incluyendo la adaptación del software y una fase de prueba. Por otro lado, y tal vez auxiliado por información complementaria, el especialista hace énfasis en que los empleados que laboran en estas fábricas ganan $1.78 dólares por cada hora de trabajo. Posteriormente calculó el costo aproximado que le implica a Apple producir cada iPhone: entre $12 y $30 dólares (no hay que ser muy diestro en matemáticas para alarmarse ante esta cifra o, mejor dicho, ante lo que cada propietario de un teléfono de Apple debe pagar para obtenerlo, es decir entre $200 y $400 dólares en Estados Unidos, mientras que en otros países puede superar los $1000).
Es importante aclarar que a la cantidad de producción debe sumarse los costos que implica recubrirlo en ese halo implacable de mercadotecnia que distingue a esta marca. Es decir, desde lo que cobran sus equipos de diseño de producto, paquetería, etc., hasta lo que invierten en publicidad y demás (el propio Dediu calcula que esto podría elevar el costo del producto en un máximo de 300%). Finalmente hay que agregar los costos de traslado a las diversas tiendas de Apple alrededor del mundo y los costos de la compañía para responder a cualquier falla que aún se encuentre dentro de los tiempos de garantía.
Y tras esta revisión podemos obtener al menos tres conclusiones:
1. Lo más valioso de Apple —y en particular del iPhone— no son los productos en sí, sino el diseño y, en especial, el despliegue de marketing que afecta en la psique del comprador y de la sociedad que le rodea.
2. Los empleados que trabajan en las fábricas de China están a años luz de poder acceder a un estilo de vida cool, que es precisamente la promesa que te ofrece, entre líneas, Apple. Y sus sueldos, independientemente del contexto propio del país en que se producen, podría ser considerado anti-cool, o incluso miserables.
3. Apple es, sin duda, la marca que mejor comercializa algo absolutamente abstracto, como lo son el status y la imagen.
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