Vivimos con el miedo real o no que sólo consigue hacernos la vida másdifícil, produciéndonos un estado de angustia. Y esta angustia puede derivarnos a estados psíquicos muy graves que podemos somatizar en enfermedades físicas incurables. Porque el tamaño del miedo es sólo el poder que le damos., cada vez que lo notemos, enfrentémonos a él o la huida lo recrucederá.
Aparte el miedo condiciona de tal forma nuestra forma de ser que perdemos hasta nuestra autoestima imprescidible para vivir de forma plena, dejamos de alimentarnos bien, de dormir lo suficiente y entramos en un círculo peligroso…Sin hablar de efectos segundarios que nos empujan a malos hábitos.
Las noticias, la crisis, la situación caótica actual, el cambio etc, no nos ayudan a recuperar la sensatez, antes de que ser dominados por el miedo tenemos que dominarlo a él o estaremos perdidos. Todo a nuestro alrededor nos empuja a dejarnos vencer, aceptemos lo que hay intentando no dejarnos esclavizar sin adelantar acontecimientos, somos piezas de ajedrez pero concerebro y libre albedrío, tenemos la capacidad de decidir la dirección a tomar.. Porque el miedo lo tiene que vencer uno mismo y a medida que le vayamos ganando la partida, desaparecerá de nuestra vida.
Nuestra educación infantil y adolescente tiene mucho que ver, sin mala intención /supongo/ nuestros tutores nos amenazaban para evitar males mayores y la religión en la cual nos educamos está basada en el miedo puro y duro. Se tocan todos los temas:
” Que te vas a hacer daño, no corras”.
“Cuidado con el sexo, es malo y sucio”.
“Apártate de los hombres, sólo se quieren aprovechar de tí (o viceversa)”.
“Portate bien o irás al infierno”. /la frase más escuchada/
Te van enumerando una serie de peligros que vas almacenando en tu cabecita inmadura y te crean una serie de fobias de las cuales te costará mucho deshacerte a lo largo de tu vida.
¿No sería más sencillo explicarnos con palabras sencillas los avatares de la vida sin hacerlos incomprensibles y tabúes? Al fin y al cabo forman parte de nosotros.
Estos obtáculos son naturales, lo mejor es aceptarlos como tales sin darles una dimensión que no tienen. Desde el vientre materno hasta nuestra muerte estamos sometidos a una serie de hechos ineludibles, tenemos un destino, una tarea que cumplir y por mucho que nos empeñemos lo que tenga que ser será. Dejemos fluir el tiempo, sin preguntas, aprovechándolo con serenidad y confianza. Estamos aquí, somos seres vivos dotados para experimentar gozos y dolores, dejemos sólo un momento de hacernos preguntas sin respuestas, disfrutemos de los dones de la vida sin martirizarnos pensando con negatividad…
¿Cuántas veces nos hemos preguntado “porqué” en momentos de desesperanza ???.
Simplemente es nuestro karma y lo tenemos que asumir. Venimos aquí a evolucionar hacia el Conocimiento y el aprendizaje siempre es difícil, tenemos que pasar por pruebas amenudo dolorosas pero no sabemos afrontarlas con serenidad por culpa del lastre de nuestra educación y la herencia anscestral que vamos arrastrando. Vamos cargados también con el comportamiento de nuestro familiares en situaciones límites y no es fácil olvidarnos de estos momentos, están bien anclados en nuestra memoria saliendo a la luz cuando nos sentimos perdidos aumentando nuestro miedo.
Nuestros padres son nuestra referencia y actuamos según sus enseñanas, no por eso eran malos, eran así simplemente. Nos olvidamos de sus actos buenos quedándonos con las experiencias nefastas, ellos también vinieron a aprender y no eran perfectos. Pero fueron durante años nuestro punto de referencia…
Tendemos siempre a complicarnos, si somos generosos sufrimos por todo y todos aunque no tengamos nada que ver. Tenemos que aprender a querernos para querer de forma adecuada a las otras criaturas, admitir que no somos ni más ni menos que ellas, son parte de un universo y cada una tiene un destino que cumplir, nadie se escapa.
Pensamos que que podemos olvidando nuestras limitaciones aumentadas por este miedo que nos hace preguntarnos ¿lo haré bien?. Está claro que nos equivocamos amenudo ¿y qué? lo principal es aprender para no volver a caer en el mismo error. Mientras no hemos obrado desde la maldad los remordimientos no tienen razón de ser, tenemos que perdonarnos y empezar con el alma limpia. Sólo estando en paz con nosotros mismos lo lograremos sin este miedo casi obsesivo a recaer, y seguramente nos equivocaremos de nuevo, es parte del juego.
Una actitud valiente nos da muchas ventajas, el miedo se difumina delante del corage y una actitud positiva nos ayuda en el caminar de cada día.
Conozcámonos antetodo, seamos sinceros con nosotros mismos y aceptemos nuestra debilidades con valentía, amémonos, nuestra autoestima vencerá nuestro miedo. Dejemos de una vez de maltratarnos.
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