Lo que más disfruta el talentoso Jim Denevan, después de montar olas con su tabla, es trazar espectaculares dibujos en la arena que manifiestan discursos geométricos.
Jim Denevan es un buen surfer, lleva ya varios años montando las olas del norte de California. Sin embargo, su mayor talento, a pesar de estar íntimamente relacionado con el mar, no se manifiesta sobre su tabla, sino sobre la arena en la playa, que Denevan transforma, cuando hay marea baja, en un gigantesco lienzo.
Equipado con trozos de madera que el mar arroja a tierra, Denevan realiza trazos que terminan por desdoblarse en una especie de increíbles mapas geométricos. Algo notable de la obra de Denevan es su relación con dos conceptos fundamentales para distintas corrientes artísticas. Por un lado lo sustentable: sobra decir que su trabajo es 100% orgánico. Y el otro aspecto, aún más admirable, es la impermanencia: a pesar de que cada pieza le toma un gran cantidad de horas, Jim sabe que su trabajo esta completamente expuesto a elementos como la marea o el viento. Lo anterior de algún modo recuerda la obra de los monjes budistas, que luego de pasar días creando complejos mandalas con arena de colores, cuando han terminado y luego de rezar, barren su obra para siempre.
Durante los últimos 17 años Jim ha realizado cientos de trazos sobre playas, principalmente, de su natal California, pero también ha llevado su obra a una decena de países alrededor el mundo. Así que si algún día te llegas a encontrar con sus inconfundibles dibujos sobre la arena, te recomendamos que te sientes a disfrutarlos, ya que la próxima marea podría diluirlos en un instante.
Jim Denevan es un buen surfer, lleva ya varios años montando las olas del norte de California. Sin embargo, su mayor talento, a pesar de estar íntimamente relacionado con el mar, no se manifiesta sobre su tabla, sino sobre la arena en la playa, que Denevan transforma, cuando hay marea baja, en un gigantesco lienzo.
Equipado con trozos de madera que el mar arroja a tierra, Denevan realiza trazos que terminan por desdoblarse en una especie de increíbles mapas geométricos. Algo notable de la obra de Denevan es su relación con dos conceptos fundamentales para distintas corrientes artísticas. Por un lado lo sustentable: sobra decir que su trabajo es 100% orgánico. Y el otro aspecto, aún más admirable, es la impermanencia: a pesar de que cada pieza le toma un gran cantidad de horas, Jim sabe que su trabajo esta completamente expuesto a elementos como la marea o el viento. Lo anterior de algún modo recuerda la obra de los monjes budistas, que luego de pasar días creando complejos mandalas con arena de colores, cuando han terminado y luego de rezar, barren su obra para siempre.
Durante los últimos 17 años Jim ha realizado cientos de trazos sobre playas, principalmente, de su natal California, pero también ha llevado su obra a una decena de países alrededor el mundo. Así que si algún día te llegas a encontrar con sus inconfundibles dibujos sobre la arena, te recomendamos que te sientes a disfrutarlos, ya que la próxima marea podría diluirlos en un instante.
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