¿Por qué ha donado más de medio millón de dólares a los animales de la calle? ¿Por qué los perros atraviesan sus ficciones y su realidad?
Más se tardó el jurado en anunciar al escritor colombiano Fernando Vallejo como ganador del Premio FIL de Literatura, el lunes pasado, que éste en anticipar desde su casa en Ciudad de México que los 150 mil dólares que recibirá el 26 de noviembre durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara los donará a las dos mujeres y organizaciones que “mejor representan el apostolado de velar por los perros callejeros”. Se trata de Martha Alarcón Martínez, fundadora de “Amigos de los Animales”, en la ciudad de Xalapa, y de Patricia Rico Rodríguez, líder de “Animales Desamparados”, en la capital mexicana.
¿Arrebato irresponsable? No. Consecuente con lo que ha sido la vida del novelista, que todos los meses destina buena parte de sus derechos de autor a los perros pobres de Medellín, Caracas, el Distrito Federal y España. A finales de 2008, en la casa de la capital antioqueña donde transcurre El desbarrancadero, fui testigo de cómo destinaba a esa causa 70 mil dólares que le pagó la Editorial Alfaguara por la publicación del compendio de su biblioteca literaria. En 2003 había hecho lo mismo con los cien mil dólares del Premio Rómulo Gallegos, suma que terminó en manos de la italiana Fiorella Dubbini, hoy cuestionada protectora de los perros en la capital de Venezuela (ver recuadro).
La millonaria bolsa de los dos galardones literarios más importantes del continente en idioma español, para la manutención de los animales de la calle. Maestro, ¿no le parece demasiado dinero para los perros, habiendo tanta gente necesitada?, le pregunté. Y respondió pasando de tierno a energúmeno: “Esa es una cretinada. ¿Usted cuántos niños ha recogido y cuánto de su sueldo les da a los pobres? Yo hago lo que me da la gana con mi plata”. Y me advirtió: “Quisiera tener tanta plata como Bill Gates para hacer más por esos seres indefensos”. Entonces me anunció que 60 mil dólares iban para su Fundación San Martín de Porres —un ateo devoto de sólo un santo—, dirigida por su hermano Aníbal y Nora, la esposa, defensores de la Asociación Protectora de Animales desde hace décadas. Acompañé a los tres a rescatar perros abandonados en las calles de Medellín, a aplicarles la eutanasia a los atropellados en las calles y a atender a los heridos o enfermos en el consultorio popular.
http://www.elespectador.com/impreso/cultura/articulo-296659-perra-vida-de-fernando-vallejo
Más se tardó el jurado en anunciar al escritor colombiano Fernando Vallejo como ganador del Premio FIL de Literatura, el lunes pasado, que éste en anticipar desde su casa en Ciudad de México que los 150 mil dólares que recibirá el 26 de noviembre durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara los donará a las dos mujeres y organizaciones que “mejor representan el apostolado de velar por los perros callejeros”. Se trata de Martha Alarcón Martínez, fundadora de “Amigos de los Animales”, en la ciudad de Xalapa, y de Patricia Rico Rodríguez, líder de “Animales Desamparados”, en la capital mexicana.
¿Arrebato irresponsable? No. Consecuente con lo que ha sido la vida del novelista, que todos los meses destina buena parte de sus derechos de autor a los perros pobres de Medellín, Caracas, el Distrito Federal y España. A finales de 2008, en la casa de la capital antioqueña donde transcurre El desbarrancadero, fui testigo de cómo destinaba a esa causa 70 mil dólares que le pagó la Editorial Alfaguara por la publicación del compendio de su biblioteca literaria. En 2003 había hecho lo mismo con los cien mil dólares del Premio Rómulo Gallegos, suma que terminó en manos de la italiana Fiorella Dubbini, hoy cuestionada protectora de los perros en la capital de Venezuela (ver recuadro).
La millonaria bolsa de los dos galardones literarios más importantes del continente en idioma español, para la manutención de los animales de la calle. Maestro, ¿no le parece demasiado dinero para los perros, habiendo tanta gente necesitada?, le pregunté. Y respondió pasando de tierno a energúmeno: “Esa es una cretinada. ¿Usted cuántos niños ha recogido y cuánto de su sueldo les da a los pobres? Yo hago lo que me da la gana con mi plata”. Y me advirtió: “Quisiera tener tanta plata como Bill Gates para hacer más por esos seres indefensos”. Entonces me anunció que 60 mil dólares iban para su Fundación San Martín de Porres —un ateo devoto de sólo un santo—, dirigida por su hermano Aníbal y Nora, la esposa, defensores de la Asociación Protectora de Animales desde hace décadas. Acompañé a los tres a rescatar perros abandonados en las calles de Medellín, a aplicarles la eutanasia a los atropellados en las calles y a atender a los heridos o enfermos en el consultorio popular.
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