El astronauta Paolo Nespoli capturó una serie de imágenes de la Tierra desde la Estación Espacial Internacional que revelan la superficie planetaria como una especie de sublime bodyart
Como si los dioses dibujaran sobre la superficie de una perla azul, o de manera lúdica flirtearan con la Madre Tierra, en un colorido y caótico escarceo que crea ríos, montañas y mares con las marcas salvajes de su coquetería, estas imágenes nos muestran a ojo de águila (cósmica) las estructuras de nuestro planeta y su meta-estética.
Con la tecnología de imagen satelital no solo dimensionamos de manera utilitaria el espacio creando mapas de geoposicionamiento o alertas ecológicas, también descubrimos un horizonte de arte sacro, de arte espejo, que genera fractales de nosotros mismos. Lo que está adentro, está afuera; y lo que está abajo, está adentro. Esta es la magna correspondencia que conecta al universo en su formas, manifestando un sentido holístico de pertenencia.
El astronauta de la Agencia Espacial Europea Paolo Nespoli —quien viajó al espacio por primera vez en el Discovery en 2007— tomó estas imágenes durante una misión de 159 días abordo de la Estación Espacial Internacional. Nespoli también recogió imágenes para el documental First Orbit, que recrea las vistas espaciales que presenció el cosmonauta ruso Yuri Gagarin en el primer viaje al espacio realizado por un hombre.
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