Cónclave de los poderosos del mundo, el ‘Club Bilderberg’ se reúne desde este jueves hasta el próximo 12 de junio en St. Moritz. La reina doña Sofía de España encabeza la nutrida representación ibérica en la cita.
Entre la teoría del complot y del temor, sus críticos denuncian una influencia oculta sobre la política. Antiguos participantes relativizan esta reputación.
Representantes económicos, dirigentes de la industria, jefes de Estado o de organizaciones internacionales; de Henry Kissinger a Bill Gates, de Angela Merkel a Ben Bernanke (pasando por DSK), las personas más influyentes del mundo occidental ya han estado presentes, al menos una vez, en las reuniones anuales de Bilderberg.
“El grupo de Bilderberg es como una selección o un círculo restringido del Foro de Davos”, explica Sergio Rossi, profesor de Economía en la Universidad de Friburgo. Un ambiente cerrado, cuya opacidad de sus reuniones anuales molesta a muchos ediles en Suiza.
Para los amantes de las teorías de la conspiración, Bilderberg no es más que una especie de una “Internacional del chanchullo”, cuyo objetivo sería formar un “gobierno mundial secreto”.
Quieren mostrar el resultado de la opacidad total que caracteriza a las deliberaciones del cónclave, ya que cada participante se compromete a no revelar ninguna información.
Sin embargo, esto no impidió la filtración de información, como el año pasado por ejemplo, cuando los debates se habían centrado en la situación de Irak, Grecia y la salud del euro. “Hay más conspiraciones levantadas en los cafés de la ciudad de Berna que en esta cita”, responde Pascal Couchepin a los críticos con Bilderberg.
Ninguna resolución o acuerdo se cerrará al final de estas reuniones anuales. Sin embargo, algunos verán una influencia decisiva en la agenda y en el tablero de la política mundial. Sin contar el meteórico ascenso al poder de algunos participantes.
Nicole della Pietra, swissinfo.ch
(Adaptación: Tuyverdad.blogspot.com)
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