Facebook, la plataforma ideal para ejercer el narcisismo: investigadores detectan relación proporcional entre el número de amigos y la tendencia de personalidad hacia el egoismo y la manipulación.
Un nuevo estudio realizado por la Universidad de Western Illinois encontró una relación proporcional entre la cantidad de amigos que una persona posee en Facebook y su tendencia al narcisismo. De acuerdo con la investigación, a mayor número de amigos en esta red social, mayor es su probabilidad de incurrir en alguna de las manifestaciones propias de este perfil psicológico.
El narcisismo es un fenómeno asociado a conductas como la arrogancia, la envidia y la manipulación, características que en el caso de los usuarios que son más populares y activos en Facebook se complementa con una obsesión por la imagen personal y una falta de empatía que se transmite en relaciones vacías. El término proviene del mito de Narciso, quien tras rechazar el amor de la ninfa Eco fue condenado a enamorarse de si mismo y observar, perpetuamente, su rostro en la superficie de un lago hasta que se transformó en una flor.
El estudio analizó en forma cruzada el perfil psicológico de 294 usuarios de entre 18 y 65 años, así como sus hábitos dentro de la red social. Además de la cantidad de amigos, otras variables que influían en la propensión al narcisismo son la frecuencia con la que cambian sus fotos de perfil, la agresividad con la que responden a comentarios que no son de su agrado y la frecuencia con la que actualizan sus novedades —de hecho somos muchos los que nos preguntamos por qué ciertas personas creen que le interesa saber al resto de la comunidad en qué fiesta se encuentran, a qué concierto asistieron o qué cereal están degustando en ese momento.
Los investigadores segmentaron el perfil narcisista de los usuarios de acuerdo con dos variables que están consideradas dentro del rubro “socialmente nocivo” de las manifestaciones narcisistas —recordemos que, como bien nos enseñó Paracelso, la dosis hace al veneno y que casi cualquier facultad psicológica puede tener aspectos positivo y negativos, aunque en el caso de este estudio se refiere a la faceta oscura de la personalidad narcisista. Una se refiere al exhibicionismo de grandeza (GE) y otro a la posesividad/explotación (EE). El primero de los casos incluye bondades como la vanidad, la superioridad y el exhibicionismo. Las personas que empalman con este perfil necesitan ser el centro de atención, se auto-promueven constantemente y no soportan ser ignorados. En cuanto al segundo, el EE, básicamente se trata de sentir que mereces respeto y que tienes autoridad para manipular y tomar ventaja de los demás.
El estudio reveló que aquellos que rankeaban mas alto en los niveles de GE manifestaban una relación proporcional a la cantidad de amigos en Facebook. Mientras que aquellos que resultaban propensos a ambas variaciones del narcisismo, tendían a solicitar apoyo por parte de su red pero rara vez ellos apoyaban las causas del resto.
De acuerdo con Carol Craig, jefa del Centro Británico de la Confianza y el Bienestar, los jóvenes de este país están asumiendo personalidades cada vez mas narcisistas, y Facebook provee la arena perfecta para desarrollar este poco deseable desorden psicológico. “La forma en la que los niños están siendo educados se enfoca, cada vez más, en promover la autoestima, entendida en cómo eres visto por los demás. Este método de enseñanza ha sido importado de Estados Unidos y se trata ‘solo de mí’. Facebook proporciona una plataforma para que la gente se auto-promueva, cambiando sus fotos de perfil y mostrando los cientos de amigos que tienen. Conozco a algunos que tienen mas de mil”, declaró Craig al diario Guardian.
Evidentemente con todo esto no queremos concluir que Facebook es algo “malo”. En realidad, como sucede con cualquier otra herramienta a disposición del ser humano, esta red social tiene un doble cara. Por un lado nos permite conectar con personas que de otra manera no habríamos podido restablecer contacto. Nos recuerda las fechas de cumpleaños de seres queridos e incluso sirve para compartir, o recibir, información interesante, ya sean imágenes, notas de algún sitio o videos que vale la pena ver. Sin embargo, y más allá de las practicas comerciales y políticas de privacidad que han diseñado Zuckerberg y compañía, profundamente cuestionables, lo cierto es que Facebook, por momentos, se torna en una especie de monumento a la frivolidad: extrae cantidades enfermizas de tiempo y energía a millones de usuarios, invitándolos a monitorear lo que sucede con las personas a quien conocen (y a las que erróneamente se les denomina amigos), con el ánimo de poder juzgar lo que acontece en la vida de los otros. Y como bien prueba este estudio, también se ha convertido en una especie de status social, refiriéndonos al número de amigos que tienes o la cantidad de veces que eres taggeado, fomentando prácticas que si se analizan objetivamente son innegablemente ridículas o hasta caricaturescas, como el auto-promoverte estratégicamente para aumentar tu status o el reemplazar un tardo frontal con las personas cercanas por una interacción digital que jamás podrá igualar la frecuencia original de una amistad.
En fin, la próxima vez que te encuentres con un perfil que tiene miles de amigos, no te impresiones, recuerda que en menor o mayor cantidad esa persona ha dedicado esfuerzo a alcanzar ese status facebookero, lo cual muy probablemente está ligado a una cierta dosis de inseguridad. Y si esa persona hiperpopular eres tú, tal vez sea buen momento para reflexionar a cuántos de esos cinco mil “amigos” les interesa en realidad tu vida o tu bienestar, y si exhibir sistemáticamente tu vida frente a una horda de curiosos en realidad aportará algo benéfico a tu vida.
Un nuevo estudio realizado por la Universidad de Western Illinois encontró una relación proporcional entre la cantidad de amigos que una persona posee en Facebook y su tendencia al narcisismo. De acuerdo con la investigación, a mayor número de amigos en esta red social, mayor es su probabilidad de incurrir en alguna de las manifestaciones propias de este perfil psicológico.
El narcisismo es un fenómeno asociado a conductas como la arrogancia, la envidia y la manipulación, características que en el caso de los usuarios que son más populares y activos en Facebook se complementa con una obsesión por la imagen personal y una falta de empatía que se transmite en relaciones vacías. El término proviene del mito de Narciso, quien tras rechazar el amor de la ninfa Eco fue condenado a enamorarse de si mismo y observar, perpetuamente, su rostro en la superficie de un lago hasta que se transformó en una flor.
El estudio analizó en forma cruzada el perfil psicológico de 294 usuarios de entre 18 y 65 años, así como sus hábitos dentro de la red social. Además de la cantidad de amigos, otras variables que influían en la propensión al narcisismo son la frecuencia con la que cambian sus fotos de perfil, la agresividad con la que responden a comentarios que no son de su agrado y la frecuencia con la que actualizan sus novedades —de hecho somos muchos los que nos preguntamos por qué ciertas personas creen que le interesa saber al resto de la comunidad en qué fiesta se encuentran, a qué concierto asistieron o qué cereal están degustando en ese momento.
Los investigadores segmentaron el perfil narcisista de los usuarios de acuerdo con dos variables que están consideradas dentro del rubro “socialmente nocivo” de las manifestaciones narcisistas —recordemos que, como bien nos enseñó Paracelso, la dosis hace al veneno y que casi cualquier facultad psicológica puede tener aspectos positivo y negativos, aunque en el caso de este estudio se refiere a la faceta oscura de la personalidad narcisista. Una se refiere al exhibicionismo de grandeza (GE) y otro a la posesividad/explotación (EE). El primero de los casos incluye bondades como la vanidad, la superioridad y el exhibicionismo. Las personas que empalman con este perfil necesitan ser el centro de atención, se auto-promueven constantemente y no soportan ser ignorados. En cuanto al segundo, el EE, básicamente se trata de sentir que mereces respeto y que tienes autoridad para manipular y tomar ventaja de los demás.
El estudio reveló que aquellos que rankeaban mas alto en los niveles de GE manifestaban una relación proporcional a la cantidad de amigos en Facebook. Mientras que aquellos que resultaban propensos a ambas variaciones del narcisismo, tendían a solicitar apoyo por parte de su red pero rara vez ellos apoyaban las causas del resto.
De acuerdo con Carol Craig, jefa del Centro Británico de la Confianza y el Bienestar, los jóvenes de este país están asumiendo personalidades cada vez mas narcisistas, y Facebook provee la arena perfecta para desarrollar este poco deseable desorden psicológico. “La forma en la que los niños están siendo educados se enfoca, cada vez más, en promover la autoestima, entendida en cómo eres visto por los demás. Este método de enseñanza ha sido importado de Estados Unidos y se trata ‘solo de mí’. Facebook proporciona una plataforma para que la gente se auto-promueva, cambiando sus fotos de perfil y mostrando los cientos de amigos que tienen. Conozco a algunos que tienen mas de mil”, declaró Craig al diario Guardian.
Evidentemente con todo esto no queremos concluir que Facebook es algo “malo”. En realidad, como sucede con cualquier otra herramienta a disposición del ser humano, esta red social tiene un doble cara. Por un lado nos permite conectar con personas que de otra manera no habríamos podido restablecer contacto. Nos recuerda las fechas de cumpleaños de seres queridos e incluso sirve para compartir, o recibir, información interesante, ya sean imágenes, notas de algún sitio o videos que vale la pena ver. Sin embargo, y más allá de las practicas comerciales y políticas de privacidad que han diseñado Zuckerberg y compañía, profundamente cuestionables, lo cierto es que Facebook, por momentos, se torna en una especie de monumento a la frivolidad: extrae cantidades enfermizas de tiempo y energía a millones de usuarios, invitándolos a monitorear lo que sucede con las personas a quien conocen (y a las que erróneamente se les denomina amigos), con el ánimo de poder juzgar lo que acontece en la vida de los otros. Y como bien prueba este estudio, también se ha convertido en una especie de status social, refiriéndonos al número de amigos que tienes o la cantidad de veces que eres taggeado, fomentando prácticas que si se analizan objetivamente son innegablemente ridículas o hasta caricaturescas, como el auto-promoverte estratégicamente para aumentar tu status o el reemplazar un tardo frontal con las personas cercanas por una interacción digital que jamás podrá igualar la frecuencia original de una amistad.
En fin, la próxima vez que te encuentres con un perfil que tiene miles de amigos, no te impresiones, recuerda que en menor o mayor cantidad esa persona ha dedicado esfuerzo a alcanzar ese status facebookero, lo cual muy probablemente está ligado a una cierta dosis de inseguridad. Y si esa persona hiperpopular eres tú, tal vez sea buen momento para reflexionar a cuántos de esos cinco mil “amigos” les interesa en realidad tu vida o tu bienestar, y si exhibir sistemáticamente tu vida frente a una horda de curiosos en realidad aportará algo benéfico a tu vida.
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